¿Tenes mala memoria?, ¿te cuesta adaptarte a las reglas?, ¿te preocupas en exceso o sos un soñador? Si te ocurre algo de esto, enhorabuena. La sabiduría popular sostiene que una desventaja o un mal hábito es algo que hay que evitar. Sin embargo, los últimos hallazgos demuestran que una desventaja es una “dificultad deseable”.
La mala memoria es sinónimo de creatividad. Cuando algo se nos escapa de la mente, dejamos la puerta abierta para que entre una nueva idea. Por otro lado, no adaptarse bien a las reglas es una de las principales características de los innovadores. Luchan por encontrar una manera diferente de hacer las cosas. Por ello, seguir las normas no siempre es tan positivo. Al igual que las personas que caen en la preocupación constante. Evidentemente, es agotador, pero tiene una ventaja: son capaces de anticiparse y de hacer buenas planificaciones.
La dislexia es también una dificultad deseable. Quien lo vive no siempre lo pasa bien en la etapa escolar, pero, curiosamente, aporta muchas ventajas positivas para la vida. Un gran número de emprendedores, como Richard Branson, fundador de Virgin, son disléxicos. Esta circunstancia les ha dado un punto de vista bien diferente al del resto de los mortales. De hecho, gracias a ella y para compensar las dificultades que les ha supuesto, han desarrollado otras habilidades que de otro modo hubieran quedado inactivas.
El segundo paso para que una dificultad se convierta en algo deseable consiste en olvidarte de las comparaciones con el resto. El cerebro humano tiende a la comparación. Somos de tal manera en contraste con los demás. Desde esta perspectiva, todo aquello que difiera de la norma nos hace sentirnos cuanto menos raros y pretendemos eliminarlo. Pero nos equivocamos. Las personas brillantes son aquellas que destacan porque hacen algo precisamente diferente o raro. Así que una buena idea consiste en desarrollar aquello que te hace “raro” para sacarle partido. Y como resumía Albert Einstein, “todo el mundo es un genio. Pero si juzgas a un pez por su capacidad para trepar a un árbol, vivirá toda su vida creyendo que es estúpido”.
Por último, para desarrollar la dificultad deseable necesitas seleccionar la liga en la que vas a jugar. De manera intuitiva se hace en el mundo de la seducción. Todos conocemos a personas poco agraciadas que conquistan con su humor o con su inteligencia. De una manera similar, podemos aplicarlo en el resto de nuestras habilidades. Evidentemente, si tienes mala memoria, por ejemplo, puedes entrenarla, pero nunca llegarás a ganar un premio por ello. Has de buscar tu propio camino, aquel que te permite destacar (y ser feliz) utilizando esas “dificultades deseables”. Quizá tu futuro pase por trabajos más creativos, por ejemplo. O en el caso de la dislexia, puedas emprender un negocio.
En definitiva, todos tenemos desventajas en nuestra forma de ser y nuestro desafío consiste en convertir nuestras dificultades en algo deseable. Para ello, no podemos quedarnos con los brazos cruzados, lamentándonos por lo que somos. Significa cambiar el punto de vista, evitar comparaciones y buscar la liga donde podemos aprovechar lo que nos hace diferentes. Así que, si eres un desastre en algo, ya sabes, sácale partido.
 
FUENTE: DIARIO EL PAÍS, MARZO 2019.

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